Hoy me acordé de verlo y me ha encantado.
Gracias
Ser uno con el nudo te suele llevar a un dilema, seguir enrevesandolo con inútiles intentos por deshacerlo o partirlo por la mitad aunque eso signifique quedarte vacío
domingo, 28 de noviembre de 2010
Tan distinto y sin embargo lo mismo
Podemos pasarnos toda la vida revisando una y otra vez cuan distinta es la luz de la oscuridad, pero sin embargo la una no existe sin la otra. Esto se puede aplicar a todo, no podemos valorar del todo un éxito sin el camino por el que hemos pasado para llegar a él. Nos desorientamos, nos perdemos al no tener las referencias.
Puedo sentir la fuerza en mis acciones, pero no por ello dejo de percibir la debilidad que me acecha en cada momento. Es bueno sentir esa lucha constante entre impulsos contradictorios, dejar de hacerlo nos hace olvidar de lo que somos capaces y cuando sólo vemos a una de las dos partes de una misma cosa olvidamos a la otra.
Parece muy bonito sólo pensar en que siempre tenemos fuerzas, siempre tenemos la voluntad para hacer todo lo que queremos, pero en ese momento olvidamos el esfuerzo y olvidamos que no siempre son las cosas tan fáciles. Cuando llegan los momentos malos, cuando las fuerzas flaquean, cuando la indecisión nos cohíbe, cuando nuestra confianza se destila en desconfianza, es en ese momento cuando nos arrepentimos de haber olvidado su existencia, de no haber preparado nuestro corazón antes tales avatares que son tan propios de la vida.
Esta reflexión la hago sobretodo como un recuerdo a mí mismo de que lo negativo forma parte de lo positivo, y que es muy bueno ser consciente de ello porque olvidarlo nos impide prepararnos para los momentos malos que tanto miedo dan si olvidamos que están siempre con nosotros aunque prefiramos no mirarlos.
Puedo sentir la fuerza en mis acciones, pero no por ello dejo de percibir la debilidad que me acecha en cada momento. Es bueno sentir esa lucha constante entre impulsos contradictorios, dejar de hacerlo nos hace olvidar de lo que somos capaces y cuando sólo vemos a una de las dos partes de una misma cosa olvidamos a la otra.
Parece muy bonito sólo pensar en que siempre tenemos fuerzas, siempre tenemos la voluntad para hacer todo lo que queremos, pero en ese momento olvidamos el esfuerzo y olvidamos que no siempre son las cosas tan fáciles. Cuando llegan los momentos malos, cuando las fuerzas flaquean, cuando la indecisión nos cohíbe, cuando nuestra confianza se destila en desconfianza, es en ese momento cuando nos arrepentimos de haber olvidado su existencia, de no haber preparado nuestro corazón antes tales avatares que son tan propios de la vida.
Esta reflexión la hago sobretodo como un recuerdo a mí mismo de que lo negativo forma parte de lo positivo, y que es muy bueno ser consciente de ello porque olvidarlo nos impide prepararnos para los momentos malos que tanto miedo dan si olvidamos que están siempre con nosotros aunque prefiramos no mirarlos.
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